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Tuesday, January 27, 2009

EL PICO DE ORIZABA

América Tejada Ortega
NOV 2008

Creo que todos buscamos un algo, algo en nuestra vida. Esa búsqueda de trascender en uno mismo. Esa búsqueda nos lleva a escrutar en el misterio, en la magia, en la ciencia, en mi caso en las montañas, algo de uno mismo.
Por la misma razón, la de la búsqueda, mi espíritu habido de vida, de aire fresco y de alas extendidas quiso poner a prueba su voluntad y fortaleza. Buscando transformarse con la grandeza de la montaña.

Buscaba en la cima de ella la fortaleza, la esperanza, la voluntad y confianza. No me daba cuenta que en la búsqueda de ello, iba ganando poco a poco cada uno de estos elementos de vida.

… Mi sueño se cristalizo este pasado domingo 17 de noviembre a las 10:45 am. Cuando llegue a la cima del Pico de Orizaba.

He estado reflexionando porque es tan difícil llegar a la cima. Dejando a un lado la presión atmosférica, la baja calidad de oxigeno en el aire, el clima extremo… Creo que ese cansancio que uno siente, es porque no se sube a la montaña solo.
En mis pensamientos durante el trayecto de subida, en esas ocho horas, ustedes estuvieron ahí presentes.
Recordaba sus buenos deseos, el encargo de la foto, sus saludos, su amistad… Yo quería viajar ligera, pero los lleve a cuestas conmigo, así que ustedes, están ahí en esa foto, acompañándome.

Debo confesar que toda la semana previa a la fecha de partida estuve nerviosa. Con esa ansia anticipada.

Yo sabia que yo llegaría a la cima. Y que debía guardar energías para el regreso, pues la cima solo es la mitad del camino.

Poco antes de llegar a la cima, sentía desfallecer. Daba tres pasos y descansaba el espacio de unos cinco pasos mas. Tomaba unas cinco bocanadas de aire y apenas si mis pulmones lo asimilaban. Descansaba y dormitaba.
Y me repetía una y otra vez, no desfallezcas, no te rindas, ya estas ahí, ya estas ahí. Tenia nauseas, había una fuerte presión en mi cabeza, solo pensaba en dormir. Pero yo misma me resistía a lo que mi cuerpo pedía, sentía ese cansancio tan profundo, y pedía fuerzas a Dios, luego volteaba a ver mis propias pisadas marcadas en la nieve y sin duda yo sentía que era el mismo Dios quien me llevaba a cuestas.
Era todo un alucine sin duda, pero eso me permitía continuar con fuerzas en mi camino. Cuando llegue a la cima, quise sentarme y llorar largo rato. No me senté. Pero llore, llore mucho. Porque el camino fue difícil, porque ni yo misma se porque estaba ahí. Solo se que tenia la firme convicción de estar en esa montaña, y que mi fe en estar ahí, era y es inquebrantable.

La travesía duro dieciséis horas. Pero contrario a lo que yo misma imagine. Concluí con muchas fuerzas de reserva.

Lo mas importante de mi cumbre fue lo que viví para llegar a ella, y no me refiero solo a ese día, sino desde que ese sueño se albergo en mi.

Gracias por sus buenas vibras.
Y sip, soy montañista!!!

Habito un corazón que quiere vivir, y la voluntad y la fè siempre me dicen, sal a la montaña, recórrela, transfórmate con su esencia.

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